La victoria de Boris Johnson en las elecciones no ha despejado la incertidumbre y el país aún enfrenta importantes desafíos para el año 2020.
Brexit, la puerta al caos. Porque si se abre mal, todos pierden, y si sí se abre bien, no todos ganan.
La expremier británica Theresa May fracasó y sus planes para el acuerdo de divorcio con la Unión Europea (UE) no lograron unir a nadie. Los legisladores los rechazaron tres veces y ni siquiera se ponían de acuerdo en lo que querían.
Así el bloqueo político aumentó y aumentó hasta que reventó. May tuvo que renunciar. Y tras su caída, ascendió Boris Johnson al liderazgo del Partido Conservador y después a primer ministro.
Boris Johnson llegó con la promesa de divorciar al Reino Unido de la UE el 31 de octubre a cualquier precio, ya fuera de forma ordenada o caótica. Modificó el pacto con Bruselas, pero siguió sin haber consenso.
El Parlamento británico lo obligó a pedir otra prórroga, el bloqueó persistió y Johnson decidió suspender el Parlamento. Dejó al país al borde de un Brexit caótico y le llovieron críticas de todos lados.
El Tribunal Supremo declaró ilegal la suspensión. Johnson lo vio claro: la única vía para lograr sus planes era un mayor apoyo parlamentario. Lo apostó todo y logró que los diputados anticiparan las elecciones para el 12 de diciembre.
Ya en campaña, su rival del Partido Laborista (PL), Jeremy Corbyn, prometía celebrar otro referéndum sobre el Brexit. Y los Liberal Demócratas del Reino Unido prometieron abortar el Brexit. Pero, el ganador fue Boris y su Partido Conservador. Arrasó con una amplia mayoría parlamentaria no vista desde los tiempos de Tony Blair.
Pero las cosas no han terminado. Ahora con el triunfo del Brexit y de Johnson, la unión del Reino Unido se tambalea. Las similitudes políticas e ideológicas entre el primer ministro británico, Boris Johnson, y el presidente de EE.UU., Donald Trump, y los resultados electorales de Irlanda y Escocia, dan alas al separatismo dentro del Reino. Los irlandeses y escoceses, ahora, también exigen referéndum para decidir si se van o se quedan.
Johnson, de momento, está feliz por consumar su Brexit y decirle adiós a la UE. Pero eso no significa que las negociaciones hayan terminado. Al revés, habrá Brexit para rato. Tras la ruptura programada para finales de enero se abre una transición de casi un año para negociar como será la relación después del divorcio.
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