En un artículo publicado el miércoles por el diario israelí Maariv, el general de brigada Aryeh Eldad admitió el papel que desempeño Israel en el derrocamiento de Mursi, explicando que el mandatario “tenía la intención de cancelar el acuerdo de paz egipcio-israelí y enviar más fuerzas militares egipcias a la península del Sinaí”.
En 1978, el presidente egipcio Anwar al-Sadat y el primer ministro israelí Menachem Begin firmaron los llamados acuerdos de paz de Camp David, por los que Israel retiró todas sus tropas de la península del Sinaí, en el noreste de Egipto, a cambio de limitar el número de efectivos que El Cairo podía desplegar en ese territorio.
Según Eldad, cuando los servicios de inteligencia israelíes se enteraron de los supuestos planes de Mursi, dieron prioridad a su derrocamiento y sustitución por el actual presidente, Abdel Fatah al-Sisi, quien entonces se desempeñaba como su ministro de Defensa.
En aquella etapa, Israel activó con rapidez y voluntad sus herramientas diplomáticas, y quizás medidas aún mayores, para llevar al poder a Al-Sisi en Egipto y convencer luego a la Administración de EE.UU., presidida por Barack Obama, de dejar de oponerse a este movimiento”, revela un general israelí sobre el papel de Israel en el golpe militar contra el presidente egipcio Muhamad Mursi.
“En aquella etapa, Israel activó con rapidez y voluntad sus herramientas diplomáticas, y quizás medidas aún mayores, para llevar al poder a Al-Sisi en Egipto y convencer luego a la Administración de EE.UU., presidida por Barack Obama, de dejar de oponerse a este movimiento”, sostiene el general.
Mursi, primer presidente elegido democráticamente en Egipto, en 2011, fue derrocado el 3 de julio de 2013 en un golpe de Estado militar encabezado por Al-Sisi. Luego fue condenado a muerte, a cadena perpetua y a 20 años de cárcel en tres procesos judiciales distintos.
Desde el derrocamiento de Mursi, las autoridades han reprimido violentamente a los Hermanos Musulmanes (HHMM), agrupación a la que pertenece al depuesto mandatario y que fue declarada “organización terrorista”.
Al-Sisi ha sido acusado reiteradamente por grupos pro derechos humanos y activistas de limitar las libertades públicas y reprimir a la oposición.
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