La cadena estadounidense CNN informó el jueves que los funcionarios de la inteligencia de EE.UU. creen que Riad, que anteriormente solo compraba misiles balísticos desde extranjero, está trabajando en producir sus propios misiles balísticos, con el apoyo de China.
Esa noticia ha provocado la reacción de varios altos cargos estadounidenses. A su vez, Ed Markey, miembro de alto rango del Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, criticó la misma jornada la medida y expresó su seria preocupación por el tema en la red social Twitter, calificando el informe de “profundamente alarmante”.
Markey también instó al Congreso de EE.UU. a tomar medidas inmediatas. “El Congreso debe aprobar el proyecto de ley de armas de destrucción masiva saudí para evitar un programa ilícito de Arabia Saudí”, dijo el congresista estadounidense, al considerar que las acciones de la monarquía de los Al Saud podría “impulsar una carrera armamentista en la región” de Asia Occidental.
La referida ley, presentado en abril por los senadores Jeff Markley, Joaquin Castro y Ted Liu, tiene como objetivo detener el desarrollo de armas de destrucción masiva de Arabia Saudí y restaurar la supervisión y tomar medidas para obstruir el acceso a tecnologías sensibles que podrían allanar el camino para que Arabia Saudí adquiera un arma nuclear.
Reports that China is aiding Saudi Arabia’s ballistic missile program are deeply alarming, but not surprising. Congress must pass my Saudi WMD Act to prevent an illicit Saudi weapons program which could spark an arms race in that region. https://t.co/jKICE3xD9c
— Ed Markey (@SenMarkey) December 23, 2021
Esta postura de los legisladores estadounidenses se ha adoptado en medio de la indignación internacional por el papel de Riad en el asesinato —el 2 de octubre de 2018— del periodista Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudí en la ciudad turca de Estambul.
Entretanto, los apoyos logístico y armamentista de EE.UU. a Arabia Saudí provocan críticas a nivel mundial, ya que la intervención militar de Riad ha sumido a los yemeníes en una situación catastrófica, dejando más de 60 000 civiles muertos en el país más pobre del mundo árabe.
Por su parte, las autoridades yemeníes denuncian el respaldo de EE.UU. y otros países occidentales a la agresión de Arabia Saudí y de sus aliados regionales —iniciada en marzo de 2015—, y afirman que si no fuera por el apoyo del Occidente a Riad no habría habido guerra en su país.
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