“La impunidad por estos crímenes y violaciones de los derechos humanos por parte de agentes de seguridad debe terminar. Necesitamos ver medidas fuertes para prevenir más muertes arbitrarias”, ha hecho hincapié este miércoles la alta comisionada de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para los DDHH, Michelle Bachelet, a través de una declaración emitida por su oficina en Ginebra (Suiza).
De esta manera, ha celebrado la decisión de los miembros del jurado de la ciudad de Mineápolis, en el estado estadounidense de Minnesota, que determinó el martes que el expolicía Dereck Chauvin es culpable de asesinato involuntario en segundo grado, asesinato en tercer grado y homicidio involuntario en segundo grado.
Los tres cargos contra Chauvin corresponden a la acusación de matar a George Floyd durante su arresto en 25 de mayo de 2020, presionando su rodilla contra el cuello del hombre negro durante unos nueve minutos.
Asimismo, Bachelet ha deplorado que nuevos casos de violencia policial, que también han terminado en asesinatos de afrodescendientes durante los últimos días y semanas, demuestran que las reformas de los departamentos de la Policía en Estados Unidos resultan insuficientes para evitar que estas situaciones se sigan repitiendo. Además, ha remarcado que el caso Floyd demuestra “cuánto queda por hacer para que retroceda el racismo sistémico que afecta las vidas de los afrodescendientes”.
Al respecto, ha recalcado que ya es hora de pasar de las palabras a las acciones y plantear un verdadero cambio en la forma como los policías ejecutan su trabajo y no únicamente en EE.UU., diciendo que “para innumerables otras víctimas de ascendencia africana y sus familias, en Estados Unidos y otras partes del mundo, la lucha por la justicia continúa”.
No obstante, Floyd es solo una de las miles de víctimas de la violencia racial y la brutalidad policial en Estados Unidos. En otro caso reciente, el afrodescendiente Daunte Wright, de 20 años, murió el pasado 12 de abril debido a que fue alcanzado, con consecuencias fatales, por el disparo de un agente del orden cuando este último intentaba detenerle por haber cometido una infracción de tráfico.
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