Los científicos creen que la vacuna llamada Bacille Calmette-Guérin (BCG), en honor a sus creadores, no sólo protege contra la tuberculosis, para la cual fue desarrollada hace un siglo. Hay evidencia de que esta vacuna entrena al sistema inmune a reconocer y responder a una variedad de infecciones, virus, bacterias y parásitos.
La información llegó del hospital general de Boston Massachusetts donde un equipo busca ponerla a prueba en Estados Unidos para ver si resulta tener suerte contra el nuevo coronavirus, causante de la enfermedad COVID-19, estudiosos en el tema aseguran no será tan fácil como se plantea.
La evidencia a la que se refiere en otras investigaciones es un estudio epidemiológico que siguió a 150 mil en 33 países y encontró que los vacunados tenían cuarenta por ciento menor riesgo de tener infecciones agudas del tracto respiratorio inferior. En adultos mayores se encontró una menor incidencia en infecciones respiratorias.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha revisado toda la información disponible y aseguró que en 2016 esta vacuna contra la tuberculosis tenía “efectos no focalizados” e instó a que se hicieran más ensayos clínicos antes de ponerla aprueba con pacientes con la COVID-19.
Nigel Cutis, experto en enfermedades infecciosas y autor de un ensayo clínico, dijo que no se debe precipitar a poner la vacuna BCG ya que no hay pruebas de su efectividad en coronavirus y habrá que esperar.
Rosie Orbach, Los Ángeles (California).
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