Según el portal norteamericano The Hill, el nuevo diagnóstico eleva a 110 el número total de miembros del servicio estadounidense que sufren lesiones cerebrales como consecuencia de un contundente ataque con misiles de Irán.
El 8 de enero, el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán disparó misiles balísticos contra la base aérea Ain Al-Asad después de que EE.UU. asesinara al comandante de la Fuerza Quds del CGRI, el teniente general Qasem Soleimani; al subcomandante de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), Abu Mahdi al-Muhandis, y a otros combatientes iraníes e iraquíes.
De acuerdo con el Pentágono, “profesionales médicos (del Ejército de EE.UU.) en Alemania y EE.UU. continúan trabajando diligentemente para garantizar el nivel adecuado de atención para los miembros de nuestro servicio diagnosticados (con lesión cerebral)”.
Horas después de la operación de represalia de Irán contra dicha base ubicada en la provincia occidental iraquí de Al-Anbar, donde están desplegadas las fuerzas norteamericanas, el presidente de EE.UU., Donald Trump, dijo que sus tropas estaban muy bien.
Luego poco a poco, el Pentágono fue aumentando la cifra, que el lunes llegó a 109 militares diagnosticados con lesiones cerebrales, tras una serie de anuncios escalonados que van de 11, 34, 50 y 64 fuerzas lesionadas por la fuerza del bombardeo misilístico iraní.
La contundencia del ataque persa se evidencia en diversas fotos y declaraciones como las del sargento estadounidense Daine Kvasager, quien dijo haber tenido la sensación de que estaba cerca del fin y de la vicecoronel del Ejército estadounidense Staci Coleman, que describió el ataque de Irán como “aterrador”.
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