El premier del régimen israelí, Benjamín Netanyahu, y el líder de la oposición, Benny Gantz, se reunieron este lunes en la Casa Blanca con Donald Trump. En la agenda: el llamado plan de paz para los palestinos e israelíes, que es revelado este martes, tras varios retrasos.
La Administración de Trump ha estado trabajando en su plan durante tres años. El lunes, Netanyahu dijo que durante ese tiempo ha hablado en decenas de ocasiones con Trump y con su equipo, presidido por Jared Kushner, yerno del presidente y amigo de Netanyahu.
Sin embargo, los palestinos dejaron de hablar con Trump desde hace más de dos años, cuando la Administración reconoció Al-Quds (Jerusalén) como capital del régimen de Israel y trasladó su embajada a la ciudad santa. Aseguran que con el acuerdo del siglo se alumbra a un niño que murió mucho antes de su nacimiento.
El acuerdo da permiso al régimen de Israel para anexionarse todas las colonias judías y mantiene el control exclusivo de Israel sobre toda Jerusalén. En cuanto a los refugiados palestinos, prevé una especie de compensación internacional que exime a Israel de cualquier responsabilidad. Además, Israel mantendrá la presencia de su ejército en la Cisjordania ocupada.
Todo ello ha provocado el rechazo entre países islámicos. El canciller de Irán, Mohamad Yavad Zarif, calificó de delirante el llamado acuerdo del siglo, destacando la importancia de aceptar la solución propuesta por el Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei. Es decir un referéndum en el que todos los palestinos, musulmanes, judíos o cristianos, puedan decidir su futuro.
Para muchos, las posibilidades de que el plan prospere son nulas. Sin embargo, el acuerdo parece estar directamente relacionado con la política interna del régimen de Tel Aviv y de Estados Unidos más que con los palestinos, y más concretamente con las tribulaciones que Netanyahu y Trump tienen con la justicia.
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