En un artículo publicado el domingo por la revista estadounidense The National Interest, fuentes militares informan de que la nueva arma está diseñada para un movimiento más rápido, una mejor protección estructural, una mejor capacidad de tren de manejo, una nueva suspensión y tecnología avanzada de redes.
Agrega que el nuevo vehículo contará con un chasis más grande y de mayor capacidad, diseñado como un paso inicial de un proyecto a largo plazo para construir un cañón de última generación capaz de golpear blancos enemigos a una distancia de 70 kilómetros superando las armas rusas existentes.
“En este momento tenemos el cañón calibre 39 que hemos tenido desde los años 80. Tenemos un alcance limitado y los rusos pueden superarnos y disparar desde más lejos”, dice el general de división David Bassett, ex oficial ejecutivo de los programas ‘Ground Combat Systems’, citado por la revista.
En este momento tenemos el cañón calibre 39 que hemos tenido desde los años 80. Tenemos un alcance limitado y los rusos pueden superarnos y disparar desde más lejos”, dice el general de división estadounidense David Bassett, ex oficial ejecutivo de los programas ‘Ground Combat Systems’.
“Las violaciones de Rusia del tratado INF (siglas inglesas del Tratado de Fuerzas Nucleares de Medio Alcance)” y sus nuevos sistemas antiaéreos S-500, nuevos tanques Armata y su flota de drones de ataque rápido, apuntan a una creciente necesidad de que las armas de EE.UU. superen a las de sus adversarios, señala el artículo.
El informe se da a conocer un día después de que el viceministro ruso de Exteriores, Serguéi Riabkov, acusara a Estados Unidos de haber violado el tratado INF al vender a Japón un sistema de defensa antimisiles. “La eventual aparición de tales sistemas cerca de las fronteras orientales de Rusia crea una situación nueva que no podemos dejar de tener en cuenta en nuestros planes militares”, declaró el titular ruso.
El vicecanciller ruso agregó que Estados Unidos también está desplegando sus sistemas de defensa antimisiles Aegis Ashore en sus bases militares en Rumanía y Polonia, cerca de las fronteras occidentales rusas, lo que va en contra del citado acuerdo que prohíbe el emplazamiento de esos sistemas en áreas terrestres.
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