Según ha informado la agencia estadounidense de noticias The Associated Press (AP), las Armadas estadounidense y británica llevaron a cabo el viernes un simulacro naval conjunto con los mismos barcos de vigilancia no tripulados que Irán había confiscado en agosto y septiembre en el Golfo Pérsico y el mar Rojo por el peligro que suponían para embarcaciones cercanas.
En el simulacro participaron dos buques de guerra de Estados Unidos y otros dos del Reino Unido, así como tres buques no tripulados estadounidenses Saildrone Explorers, tal y como afirmó Timothy Hawkins, portavoz de la 5.ª Flota de EE.UU.
En estos ejercicios, los barcos de reconocimiento buscaron objetivos en el mar y luego enviaron las imágenes registradas por sus cámaras tanto a los barcos de guerra como al cuartel general de la 5.ª Flota de EE.UU. en Baréin, donde un sistema de inteligencia artificial realizó un análisis de las fotos enviadas.
“A pesar de los recientes acontecimientos, hemos estado operando estos sistemas de forma segura, responsable y de acuerdo con el derecho internacional y seguiremos haciéndolo”, adujo Hawkins.
La Armada de la República Islámica de Irán anunció el 2 de septiembre que el destructor Jamaran, mientras ejecutaba una misión en el mar Rojo, se encontró con varias pequeñas embarcaciones de recopilación de datos que habían sido abandonadas en la ruta de navegación internacional y, con el fin de prevenir un accidente marítimo, se solicitó al controlador de estos barcos detener este tipo de comportamiento y cambiar la dirección del movimiento.
El Saildrone Explorer está diseñado para misiones de recogida de datos de largo alcance en condiciones oceánicas adversas y es de especial interés para la Armada de Estados Unidos en la región vasta de Golfo Pérsico, el estrecho de Ormuz y el mar Rojo.
El Golfo Pérsico cuenta con ricos recursos energéticos y ecológicos, razón por la cual esta extensión del océano Índico, de unos 250 000 kilómetros cuadrados, se considera una de las regiones estratégicas y geopolíticas del planeta e Irán —con límites marítimos más amplios en comparación con otros países ribereños— lo considera una de sus líneas rojas.
Teherán siempre ha subrayado que los propios países regionales son capaces de suministrar la seguridad del Golfo Pérsico, el estrecho de Ormuz y el mar de Omán, y rechaza los intentos de crear falsas coaliciones transregionales, lideradas por EE.UU. e Israel, para mantener la estabilidad de esta zona.
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