La cadena de televisión libanesa Al-Manar, citando unas fuentes iraníes, ha informado que los sistemas de defensa aérea de EE.UU., desplegados en Irak, no han alcanzado a interceptar ni derribar ninguno de los misiles lanzados la madrugada de este miércoles (hora local) por el país persa.
La Fuerza Aeroespacial del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán ha atacado con misiles tierra-tierra la base aérea Ain Al-Asad, ubicada en la provincia occidental iraquí de Al-Anbar y utilizada por las tropas norteamericanas desde la invasión de Irak en 2003, y otra en Erbil, capital de la región del Kurdistán iraquí.
Una fuente militar de la República Islámica ha anunciado que los ataques han causado grandes bajas. Eso mientras el presidente de EE.UU., Donald Trump, en un tuit ha indicado: “¡Hasta aquí, todo bien!”.
El ataque es una represalia al asesinato por Washington del comandante de la Fuerza Quds del CGRI, el teniente general Qasem Soleimani. El Cuerpo de Guardianes de Irán ha advertido en un comunicado a Washington de que recibirá una “respuesta más firme” que la dada este miércoles, en caso de nueva agresión.
A su vez, el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, ha asegurado que la República Islámica no busca una guerra, pero se defenderá de cualquier agresión: está en su derecho.
El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán, el general de división Mohamad Hosein Baqeri, ha afirmado que “la orgullosa operación de la madrugada representa solo parte del poderío de las Fuerzas Armadas de la República Islámica de Irán, que se realizó en respuesta al acto terrorista de EE.UU. en asesinar al teniente general Qasem Soleimani”.
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