Se encuentra a unos 25.000 años luz de la Tierra en la constelación de Sagitario (el Arquero), cerca del centro de nuestra galaxia. Es, al igual que su vecino, el cúmulo Quíntuple, un objeto astronómico bastante joven, de entre dos y cuatro millones de años, según ha informado la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de EE.UU. (NASA, por sus siglas en inglés).
Al menos 150 estrellas dentro de la agrupación se encuentran entre las más brillantes jamás descubiertas en la Vía Láctea. Son tan brillantes y masivas que van a quemar su combustible dentro de un corto período de tiempo en una escala cosmológica, lo que significa unos pocos millones de años. Entonces, van a morir en espectaculares explosiones de supernovas.
Debido al corto tiempo de vida de las estrellas en el cúmulo, el gas entre ellas contiene una cantidad inusualmente alta de elementos más pesados, producidos por las generaciones anteriores de estrellas.
A pesar de su brillo, el cúmulo del Arco no puede ser visto a simple vista. La luz visible está completamente oscurecida por las nubes gigantescas de polvo en esta región.
Para poder observarla, los astrónomos tienen que utilizar detectores que pueden recoger la luz de los rayos X, infrarrojos, y bandas de radio, ya que estas longitudes de onda pueden pasar a través de las nubes de polvo.
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