Representantes del gobierno electo de Luiz Inácio Lula da Silva llegaron al palacio presidencial del Planalto, en Brasilia, y discutieron el proceso de transición con la actual Administración de Jair Bolsonaro. Tras la reunión, el vicepresidente electo, Geraldo Alckmin, se mostró satisfecho por la cita y anunció el inicio de la transición de poder.
Alckmin fue designado por Lula como coordinador de la transición. Por ley, el equipo de Lula puede requerir el nombramiento de hasta 50 funcionarios, que trabajarán en oficinas del Centro Cultural Banco de Brasil para tener acceso a los datos de la administración pública y preparar las primeras medidas del nuevo gobierno.
Alckmin, un veterano de centroderecha favorable a los negocios, encargado de construir puentes con los adversarios de Lula, aprovechó la oportunidad para hablar sobre los planes del próximo gobierno.
El vicepresidente electo también se refirió a los bloqueos de carreteras por partidarios del presidente Jair Bolsonaro en protesta por el resultado electoral. Destacó que el derecho de ir y venir es sagrado y calificó los hechos como graves.
Las protestas de bolsonaristas contra la derrota de su líder han perdido su intensidad. Los cierres de rutas, que llegaron a sumar el martes más de 250 en todo el país, perdieron fuerza luego que Bolsonaro, quien no ha reconocido abiertamente su revés electoral, pidiera a sus seguidores que pusieran fin a sus acciones, aunque respaldó las movilizaciones en otros lugares.
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