• El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, se dirige al Parlamento del país asiático ofreciendo un discurso el 27 de julio de 2020. (Foto: AFP)
Publicada: martes, 28 de julio de 2020 9:17
Actualizada: martes, 28 de julio de 2020 10:25

Duterte no autorizará a EE.UU. reestablecer bases militares en Filipinas por si “estalla una guerra”, en medio de la escalada de tensiones Washington-Pekín.

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, dijo el lunes en el Congreso que descartaba permitir a los estadounidenses volver a establecer bases en el país. “Si estalla la guerra, habrá arsenales atómicos” que “garantizarían la extinción de la raza filipina”, afirmó, en alusión a la escalada de tensiones entre Washington y Pekín en el mar de la China Meridional.

El mandatario no aportó más detalles sobre el Acuerdo de Fuerzas Visitantes (FVA, por sus siglas en inglés) con EE.UU. que lo había cancelado a principios de este año en curso, para luego decidir suspenderlo en el mes de junio.

Durante la mayor parte del siglo XX, muchas de las tropas estadounidenses estuvieron desplegadas en las dos bases más grandes y extensas que tuvieron abiertas y operativas fuera del territorio de EE.UU., es decir, la base aérea Clark y la base naval Subic, en Filipinas, de cuyas instalaciones se retiraron en 1992.

En otro momento durante su discurso, presentado ante una pequeña audiencia debido al distanciamiento social por la pandemia del coronavirus, causante de la COVOD-19, Duterte reiteró que no se enfrentaría a Pekín en un hipotético choque por la soberanía del mar de la China Meridional.

 

El dignatario afirmó, en este sentido, que la diplomacia era el mejor enfoque porque la alternativa de ir a la guerra contra los chinos era contraproducente para los intereses nacionales de Filipinas, no sin antes admitir que Manila no podía permitirse el lujo de embarcarse en una aventura bélica de consecuencias impredecibles.

“China está reclamando [el mar], lo estamos reclamando. China tiene las armas, nosotros no (...) Así que es así de simple. Están en posesión de la propiedad”, lamentó el mandatario filipino para luego recalcar que ante tal coyuntura, “¿qué podemos hacer? Tenemos que ir a la guerra. Y no lo puedo permitir. Quizás algún otro presidente pueda. Pero yo no. Estoy indefenso en este aspecto, te lo digo, y estoy dispuesto a admitirlo”.

El mar de la China Meridional contiene vastas reservas de petróleo y gas, y su soberanía es reclamada por Taiwán, Brunéi, Vietnam, Malasia y la República de las Filipinas. China considera tener derechos soberanos sobre las islas Paracelso (Xisha, en chino) y siete islas artificiales del archipiélago Spratly (Nansha, en chino).

Igualmente, Duterte, de 75 años, adelantó a los parlamentarios que le había pedido al presidente chino, Xi Jinping, su apoyo para que Filipinas obtuviera acceso prioritario a una vacuna para la COVID-19, mientras lucha contra la pandemia que ha afectado a su economía.

Los casos de contagio en Filipinas aumentaron a 82 040 el lunes, con 1945 muertos, mientras que poco más de 26 000 personas se han recuperado. Tiene el segundo mayor número de infecciones en el sudeste asiático, después de Indonesia.

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