Los indignados condenan la violencia contra esta minoría y el silencio de la comunidad internacional al respecto.
Sin Eestado, sin protección y desconocidos, pese a ser considerados la minoría más perseguida del mundo. Así es la situación de cientos de miles de musulmanes en el estado birmano de Rajine, que ha provocado la reacción de Turquía.
El canciller turco, Mevlut Cavusoglu, quien se encuentra en Azerbaiyán, enfatizó la necesidad de hallar una solución permanente para detener la violencia contra la minoría más perseguida del mundo. Ankara ha anunciado que pretende enviar a Rajine 10 mil toneladas de ayuda.
Mientras tanto, miles de indonesios se han reunido cerca de la embajada de Myanmar en Yakarta (capital de Indonesia) para expresar su solidaridad con musulmanes rohingyas, que sufren torturas, rechazo y represión por parte del Ejército birmano. Los manifestantes también han pedido a su Gobierno que corte los lazos entre los dos países.
Myanmar no reconoce como ciudadanos a la minoría rohingya, a cuyos miembros considera ilegales. Por eso, les niega todo derecho de ciudadanía, por más que los musulmanes rohingyas han vivido en Myanmar durante generaciones.
Casi 150 mil de ellos han huido a Bangladés desde que el pasado 25 de agosto se iniciara la escalada de violencia en el estado mencionado.
La organización no gubernamental Acción Contra el Hambre ha alertado de que Bangladés sufre el riesgo de padecer "una catástrofe humanitaria" por la llegada de decenas de miles de musulmanes rohingyas.
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