En la celebración del día de la Independencia de Argentina, el presidente Milei utilizó la histórica casa de Tucumán como escenografía de un proyecto neoliberal.
El espacio donde se forjó la revolución que le dio la independencia a la provincias unidas de américa del sur sobre el imperio español, reunió a gobernadores para firmar un pacto donde el primer punto fue defender la propiedad privada, en un país donde la mitad de la población está por debajo de la línea de la pobreza.
Horas más tarde en Buenos Aires, organizó un desfile militar con aviones, helicópteros y armamento que fue encabezado por militares retirados que fueron parte de la última dictadura.
Sin embargo quienes fueron soldados conscriptos, durante la guerra de Malvinas de 1982, decidieron no participar, en el desfile propuesto por el mandatario Milei.
Fue el desfile del terror, los colimbas de Malvinas no estuvieron en el desfile, era personal militar, aseguró el secretario de Derechos Humanos del Centro de Ex Combatientes de Islas Malvinas (CECIM) de La Plata, Ernesto Alonso.
No podemos desfilar ante quién reivindica la figura de Margaret Thatcher, quién el 2 de Mayo de 1982, dio la orden de hundir el crucero general Belgrano que se encontraba fuera de la zona de exclusión, donde murieron 323 argentinos.
Sebastián Salgado, Buenos Aires
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