La Organización Saudí Europea para los Derechos Humanos (ESOHR, por sus siglas en inglés) emitió el domingo un mensaje en la red social Twitter, donde denunció que un tribunal saudí dictó una sentencia de muerte al adolescente identificado como Ahmed Al Daghaam, acusado de proporcionar Iftar, una comida que se sirve al final del día durante el sagrado mes de ayuno musulmán del Ramadán —el noveno mes del calendario lunar—, a un opositor político buscado por el aparato de seguridad de la monarquía árabe.
El informe llega mientras los activistas de derechos humanos advirtieron que las autoridades saudíes planean ejecutar a ocho adolescentes en la localidad de Al-Qatif, sita en la provincia Oriental, poblada por chiíes.
Ante tal coyuntura, los activistas han lanzado una campaña bajo el hashtag “detener la matanza” en árabe para exigir la abolición de las penas de muerte impuestas a los menores.
Estos adolescentes son identificados como Abdullah al-Howaiti, Abdullah al-Derazi, Ali al-Sabiti, Hasan Zaki al-Faraj, Jalal al-Labad, Mahdi al-Mohsen, Javad Qariris y Yousef al-Manasif.
Desde que el príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman, se convirtió en el líder de facto del reino árabe en 2017, las autoridades han ordenado el arresto de cientos de activistas, blogueros, intelectuales y otros por su activismo político, mostrando una tolerancia casi nula con la disidencia, incluso frente a la condena internacional.
La ONG Amnistía Internacional (AI) condenó en su día el aumento del número de ejecuciones en el reino árabe, y acusó a Riad de utilizar la pena de muerte como un arma política contra los disidentes. Solo en los tres primeros meses del año en curso, Riad ejecutó a 100 personas, mientras que esta práctica sumó 69 ejecuciones en 2021.
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