En un informe divulgado el domingo, el coronel Turki al-Maliki, portavoz de la coalición agresora, señaló que desde 2015 hasta la fecha, el Ejército yemení, respaldado por el movimiento popular Ansarolá, ha disparado más de 430 misiles balísticos y 851 aviones no tripulados (drones) armados contra el territorio saudí.
“Los ataques han infligido golpes dolorosos” en la infraestructura saudí, reconoció así el militar saudí el poderío militar de los comités populares de Yemen.
Al-Maliki rechazó que su país haya impuesto un cerco contra el Aeropuerto Internacional de Saná, alegando que las Naciones Unidas y otras entidades humanitarias hacen sus vuelos.
Esto mientras el presidente del Comité Supremo Revolucionario de Yemen, Muhamad Ali al-Houthi, condenó el martes los ataques aéreos que la coalición saudí lanzó un día antes contra el aeropuerto de Saná y los tildó de actos de “terrorismo”.
Los bombardeos saudíes contra el aeródromo yemení fueron tan severos de modo que este lugar ya no podrá recibir aviones operados por las Naciones Unidas u otras organizaciones humanitarias internacionales.
Yemen ha podido resistir y desarrollar sus capacidades militares de manera que ya es capaz de disuadir la agresión saudí, responder a sus crímenes y golpear los objetivos militares y vitales de Riad y sus aliados.
El movimiento popular yemení Ansarolá ha recalcado en varios casos que las fuerzas yemeníes suspenderían sus operaciones de represalia solo cuando Arabia Saudí ponga fin a su devastadora guerra y bloqueo contra el país más pobre del mundo árabe.
Desde marzo de 2015, cuando se inició la agresión bélica de la llamada coalición liderada por Arabia Saudí contra Yemen, miles de personas han muerto, la mayoría de ellos niños y mujeres, y gran parte de la infraestructura de Yemen está en ruinas.
msm/mkh