Fuentes locales, que solicitaron el anonimato, dijeron que dos disidentes políticos fueron asesinados el miércoles cuando las fuerzas de seguridad de Arabia Saudí irrumpieron en el barrio de Al-Anoud en Dammam (la capital de la provincia Oriental), ubicada a unos 400 kilómetros al este de la capital Riad.
Las fuentes han agregado que dos activistas opositores fueron asesinadas durante el proceso de ataque de las fuerzas saudíes.
Esta localidad, rica en petróleo y habitada por musulmanes chiíes, es centro de los ataques dirigidos por Bin Salman que ha intensificado la represión contra activistas pro-democracia, predicadores musulmanes e intelectuales.
La provincia Oriental ha sido escenario de manifestaciones pacíficas desde febrero de 2011. Los manifestantes han exigido reformas, libertad de expresión, la liberación de presos políticos y el fin de la discriminación económica y religiosa contra esa región petrolera.
A principios de diciembre, Arabia Saudí sentenció a la pena capital a cinco disidentes chiíes de la provincia Oriental. Los activistas han tachado de “injustas” las condenas contra los prisioneros, pidiendo a las organizaciones de derechos humanos que presionen a Riad para que les liberen.
El 12 de septiembre, el grupo de derechos “Presos de Conciencia”, que es una organización no gubernamental independiente que defiende los derechos humanos en Arabia Saudí, anunció que el Tribunal Penal Especializado había condenado al clérigo chií y activista de derechos humanos Sheikh Mohammed al-Habib a 12 años de prisión y le impuso la prohibición de viajar.
Diferentes organizaciones y oenegés, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW), han denunciado en varias ocasiones el aumento de la represión, el arresto y la encarcelación de los activistas por el régimen de Riad, que somete a los detenidos a brutales torturas, incluidos abusos sexuales.
Ante esa situación, diferentes grupos pro derechos humanos han exigido a Arabia Saudí que permita a investigadores independientes supervisar las cárceles saudíes y reunirse con los detenidos, una petición a la que los Al Saud hacen caso omiso.
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