"Si me quedo en Afganistán, donde hay una amenaza continua de violencia, mi futuro es sombrío", ha asegurado el ciudadano afgano Ahmad Shah en una entrevista concedida a la agencia china de noticias Xinhua y publicada este sábado.
Si me quedo en Afganistán, donde hay una amenaza continua de violencia, mi futuro es sombrío", ha asegurado el ciudadano afgano Ahmad Shah.
Asimismo, ha declarado que, a pesar de que el viaje a Europa es arriesgado, no tiene otra opción. "Por eso he decidido probar suerte en Europa, con la esperanza de que pueda encontrar una vida mejor allí", añade.
Ahmad, de 26 años, ha explicado que no viajará solo, sino que docenas de jóvenes afganos le acompañarán, entre ellos muchos con título universitario, como él, pero que no han logrado un trabajo decente en Afganistán.
Todos los solicitantes de esta inmigración, según el joven, tienen que pagar por adelantado 5 000 dólares a un traficante de personas, y deberán pagar otros 5 000 cuando lleguen a Alemania, su destino final.
Su grupo tiene pensado abandonar Kabul (capital) probablemente el próximo lunes por la provincia de Nimro (oeste) en autobús, para llegar a Irán y de ahí pasar a Turquía hacia Grecia, desde allí buscarán subir a Alemania, detalla.
Al igual que muchos de sus compatriotas, Ahmad se ha animado a emprender este viaje después de que la canciller alemana, Angela Merkel, negara el pasado 5 de septiembre la existencia de cualquier límite legal para el número de solicitantes de asilo en Alemania y anunciara que acogerá a los solicitantes de asilo de otros países, aunque afirmó de forma específica que los refugiados sirios son su prioridad.
Más de cinco millones de afganos ya están viviendo en el extranjero como refugiados para escapar de la insurgencia y del extenso conflicto por la presencia de tropas extranjera en su país natal.
En los últimos meses, Europa se ha enfrentado a una afluencia sin precedentes de refugiados, procedentes principalmente de países afectados por el terrorismo, como Siria, Irak y Afganistán.
Alemania prevé la llegada de 800 000 refugiados este año a su país; dar acogida a este número récord de solicitantes de asilo le costará a Berlín unos 10 000 millones de euros, cuatro veces más que en el 2014.
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