Ese número de insurgentes, según ha anunciado este jueves el Ministerio de Defensa afgano, fue eliminado en los ataques aéreos que lanzó el Ejército afgano en las últimas 24 horas en las provincias de Ghazni (este), Jost (sureste) y Kandahar (sur), entre otras.
Este anuncio llega en medio del recrudecimiento de la violencia en Afganistán, azotado por 20 años de guerra y donde los sangrientos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad afganas y el grupo armado se llevan a cabo en 25 de las 35 provincias de este país centroasiático.
El miércoles, los talibanes tomaron el control de un importante cruce fronterizo con Paquistán, llamado Wesh, situado en la provincia sureña de Kandahar. Con este hecho, la importante carretera fronteriza de Chaman, que conecta Spin Boldak, en el centro de Kandahar, con la región paquistaní de Baluchistán, ha quedado bajo el control de Talibán.
Recientemente, los talibanes han invadido áreas fronterizas con cinco países —Irán, Tayikistán, Turkmenistán, China y Paquistán— en medio de la retirada de las fuerzas de Estados Unidos que, a la cabeza de sus aliados, invadió territorio afgano en 2001 con el pretexto de luchar contra el terrorismo y deponer a Talibán.
El Gobierno afgano, sin embargo, ha prometido recuperar los territorios capturados por los talibanes y preservar la seguridad del país.
Según afirman varios expertos y observadores, la vuelta del grupo armado Talibán al poder se ha fraguado con la ayuda encubierta de EE.UU. y es una evidencia de que el país norteamericano pretende legitimar su presencia en la región orquestando una nueva ola de inseguridad en Afganistán.
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