El general Bismilá Jan Mohamadi, recién nombrado ministro de Defensa por el presidente, Ashraf Qani, hizo hincapié el jueves en que las fuerzas de seguridad afganas están totalmente preparadas para garantizar la seguridad del país sin la presencia de las tropas extranjeras.
Hizo estas afirmaciones durante un encuentro mantenido en Kabul, la capital, con el representante civil de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Afganistán, Stefano Pontecorvo, con quien abordó el avance de los talibanes en distintas regiones del país.
“Las fuerzas de seguridad afganas protegerán las propiedades públicas y privadas, preservarán la vida de los compatriotas y no permitirán que los talibanes vuelvan a imponer su régimen ilegítimo al pueblo afgano a través de combates y derramamiento de sangre”, recalcó el alto mando militar afgano.
El ministro de Defensa afgano subrayó que el diálogo es la única vía para hallar la paz en Afganistán e instó al grupo armado a volver a la mesa de diálogo con el Gobierno de Kabul.
Las declaraciones del general Jan Mohamadi se producen mientras decenas de distritos afganos han caído en el poder de los talibanes desde el 1 de mayo, cuando las tropas de EE.UU. y de la OTAN comenzaron su salida definitiva de Afganistán después de dos décadas de presencia militar.
La campaña invasiva de la Alianza Atlántica en Afganistán aunque apartó del poder al grupo insurgente de Talibán, que gobernó desde 1996 hasta finales de 2001, no logró restaurar la paz y la estabilidad en el país centroasiático, devastado por guerra. El llamado acuerdo de paz, firmado el 29 de febrero de 2020 entre Estados Unidos y los insurgentes en Doha, capital de Catar, tampoco tuvo beneficio alguno para los afganos.
Algunos expertos barajan la posibilidad de que los talibanes puedan regresar al poder, con la ayuda encubierta de EE.UU., y exponiendo así a la nación afgana a un gran peligro.
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El Gobierno estadounidense, presidido por Joe Biden, es blanco de críticas por su doble rasero ante la crítica situación que atraviesa Afganistán. La Casa Blanca, por un lado, dice estar comprometido con la seguridad de los afganos, mientras que, en paralelo, continúa con sus conversaciones encubiertas con los talibanes.
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