Islampuntocom: La profecía en el Islam y el cristianismo
La profecía, es decir, la necesidad de ser humano de un mensajero de Dios para guiarlo y prosperar en el mundo, antes y después de la muerte, es uno de los puntos que comparten todas las religiones divinas.
Según las creencias cristianas, la necesidad de un profeta se concibe de varias formas. De acuerdo con las enseñanzas, para que el ser humano pueda comunicarse con Dios, es necesario un elemento mediador, que es el propio profeta.
En esta religión, debido a que se hace un enorme énfasis en la santidad de Dios, no es posible que el ser humano alcance tal nivel de santidad que pueda comunicarse con Dios directamente y sin intermediarios.
Por tanto, una de las funciones de la elección divina de un profeta, como Jesús, es hacer posible esta conexión. En otras palabras, debido a que el ser humano es inherentemente pecador, Jesús, como fuente de expiación del pecado del ser humano, hace posible que las personas alcancen la santidad de Dios.
Desde luego, también resulta importante señalar que, en algunos enfoques cristianos, Jesús era simplemente considerado un ser humano, un agente para comunicar el mensaje de Dios a la humanidad.
En el Islam, creer en la profecía es uno de los principios de la religión. Creer en esta instrucción en las enseñanzas islámicas requiere creer en el Profeta del Islam, el Hazrat Mohamad (la paz sea con él) y los profetas mencionados en el Corán o creer en las enseñanzas dejadas por el Profeta del Islam y los líderes de esta religión.
En libro sagrado de los musulmanes, el Corán, se mencionan los nombres de 26 profetas divinos, entre los que se incluyen Adán, Noé, Abraham, Moisés, Jesús, Isaac, Ismael, José, Jacob, Aarón y Juan (la paz sea con ellos), y sus historias son narradas tanto en detalle como brevemente.
Debido a que siguen estos preceptos religiosos, los musulmanes consideran a los profetas los elegidos de Dios, cuya misión es corregir la moral y las obras de los siervos, y guiarlos por el camino de la perfección y la felicidad.
En las enseñanzas de los profetas divinos, la realización de estos hermosos lemas se cristaliza mediante la llamada al monoteísmo y la creencia en la resurrección, la instauración de la justicia y la equidad, velar por la educación y la purificación del alma, difundir la piedad y, finalmente, liberar al ser humano del yugo y de las cadenas materiales y espirituales.
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