En una entrevista concedida el viernes a la agencia turca de noticias Anadolu, Jens Stoltenberg señaló que “entiende la frustración” en Ucrania por la operación militar rusa, en su 16 días ya, y advirtió de las consecuencias negativas que tendría una escalada más allá de las fronteras ucranianas.
Ante esta coyuntura, el jefe de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) aseguró que el bloque no escatimará su apoyo militar y financiero al Gobierno ucraniano, y urgió al presidente ruso, Vladimir Putin, a “poner fin a esta guerra”, advirtiendo que Rusia enfrentará “costos sin precedentes” a través de “duras sanciones”.
Con todo, el funcionario noruego reiteró su rechazo a la petición de Ucrania para establecer una zona de exclusión aérea, argumentando que esto significaría una confrontación directa con Rusia, ya que supone realizar operaciones aéreas contra la aviación rusa.
Las tensiones entre Rusia, Ucrania y los países occidentales aumentaron por una eventual adhesión del Gobierno ucraniano al bloque militar, liderado por Estados Unidos.
Moscú ha advertido que la implicación en el suministro de armas y el envío de mercenarios a Ucrania conllevarán responsabilidad para los países correspondientes.
En una entrevista con el canal francés TF1, el alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, admitió el viernes que Occidente cometió una serie de errores en las relaciones con Rusia y que no debía haber prometido a Ucrania su admisión en la OTAN.
El jefe de la diplomacia europea había asegurado con anterioridad que el bloque enviará armas a Ucrania, pero sin escalar el conflicto con Rusia, porque, de lo contrario, estallaría la Tercera Guerra Mundial.
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