Esta situación se observa desde el 8 de abril, cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó con responder al ataque químico, cuya autoría atribuyó a Damasco sin ofrecer prueba alguna. Luego, anunció el envío de destructores a los mares cercanos al país árabe, mientras sus aliados occidentales se pusieron en máxima alerta de combate.
Por su parte, Moscú niega que haya ocurrido un ataque en Guta y asegura una reacción seria a cualquier provocación contra sus instalaciones en Siria, por lo cual ha movilizado, junto con Damasco, sus fuerzas ante eventual ataque de EE.UU.
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