Las mujeres embarazadas atendidas en hospitales por el nuevo coronavirus tienen menos probabilidades de mostrar síntomas y parecen tener un mayor riesgo a necesitar ser ingresadas en una unidad de cuidados intensivos (UCI) que las mujeres no embarazadas de edad similar y, además, es más probable que experimenten un parto prematuro y que sus recién nacidos sean ingresados en una unidad neonatal.
Esta es la conclusión a la que ha llegado un estudio realizado por un equipo internacional de investigadores, publicado recientemente por The British Medical Journal (BMJ), que asimismo informa de que tener sobrepeso y tener condiciones médicas preexistentes, como hipertensión y diabetes, también parecen aumentar el riesgo a que estas mujeres experimenten una COVID-19 severa.
Además, una cuarta parte de todos los bebés nacidos de madres con la COVID-19 ingresaron en una unidad neonatal y tenían un mayor riesgo a permanecer ingresados que los nacidos de madres sin la enfermedad; no obstante, las tasas de muerte fetal intrauterina y de recién nacidos fueron bajas.
Los expertos agregan que las madres con comorbilidades preexistentes deberán ser consideradas un grupo de alto riesgo para el nuevo coronavirus, junto a aquellas que son obesas y de mayor edad.
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