En una entrevista con el canal ruso Russia Today (RT) este lunes, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, dijo que no se descarta la participación de Occidente en el intento de motín del grupo paramilitar Wagner.
“Trabajo en un departamento que no recopila pruebas de los actos ilícitos cometidos, pero (…) les aseguro que ya están investigando”, afirmó Lavrov al responder a la pregunta de si había pruebas de que los servicios de inteligencia extranjeros estuvieran involucrados en la fallida insurrección de Wagner iniciada por su líder Yevgueni Prigozhin.
Lavrov afirmó que la embajadora de EE.UU., Lynn Tracy, en Rusia se puso en contacto con funcionarios rusos el domingo y dio “señales” de que que Estados Unidos “no tiene nada que ver” con esta rebelión. Esto mientras los medios occidentales aseguran que los servicios de inteligencia estadounidenses presuntamente disponían de información sobre los planes de rebelión de Prigozhin.
Lavrov criticó el sesgo de Washington y afirmó que era obvio en medio del intento de insurrección del sábado en Rusia.
El objetivo de Estados Unidos en cualquier situación es obtener ganancias para sí mismo y va en contra de sus principios declarados cuando ve una oportunidad, según el canciller ruso.
En este sentido, se refirió a los recientes informes que dicen que Estados Unidos optó por posponer las sanciones previstas contra la empresa militar privada Wagner tras su rebelión contra Rusia.
“Estados Unidos ha mostrado repetidamente prejuicios e intereses creados con respecto al conflicto de Ucrania”, agregó Lavrov. “Después de todo, ellos son los que están librando una guerra contra Rusia con manos ucranianas”, manifestó.
El sábado, el grupo paramilitar privado Wagner, encabezado por Yevgueni Prigozhin, anunció un levantamiento armado contra el mando militar ruso después de acusar al Ejército de Rusia de matar a un “gran número” de sus miembros activos, en un bombardeo de las posiciones de la compañía militar privada; esto fue negado fuertemente por Moscú.
Sin embargo, el motín de Wagner duró poco. Prigozhin aceptó el sábado la oferta del presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, de detener el avance en territorio ruso y tomar nuevas medidas para rebajar las tensiones a cambio de “garantías de seguridad”.
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