En una carta dirigida al secretario general de la ONU, António Guterres, y a la presidenta del Consejo de Seguridad, Linda Thomas-Greenfield, el representante de Irán ante la ONU, Amir Said Iravani, calificó el lunes de “infundadas” las acusaciones de Estados Unidos y el Reino Unido, impulsadas por el representante israelí.
“Las acusaciones de interferencia iraní en el mar Rojo son infundadas y están diseñadas para aumentar las tensiones y crear una excusa para una mayor desestabilización de la región por parte de EE.UU. y sus aliados”, destacó Iravani.
El diplomático iraní subrayó que la posición de Irán hacia Yemen siempre ha sido “estable” desde el estallido de la crisis en este país árabe en 2015. “Irán ha apoyado una solución política al conflicto y ha pedido un alto el fuego integral, un diálogo inclusivo y un proceso pacífico que respete la soberanía y la integridad territorial de Yemen”, agregó.
En cuanto a la situación del mar Rojo, Iravani reiteró que “Irán una vez más enfatiza su compromiso de garantizar la seguridad de las líneas navieras internacionales”.
También, aseveró que tales acusaciones infundadas formuladas por Israel y sus aliados son un claro intento de culpar a Irán por sus acciones ilegales y actividades destructivas. “Es el régimen sionista hostil, no Irán, el que siempre ha aplicado la política de provocación y actividades desestabilizadoras y es considerado una grave amenaza a la paz y la seguridad regionales y extrarregionales”, enfatizó.
Iravani rechazó categóricamente cualquier violación de los embargos de armas o su participación en el fomento de conflictos en Yemen o en cualquier otro lugar. “Como miembro responsable de la ONU, Irán siempre ha cumplido sus obligaciones en virtud del derecho internacional y la Carta de ONU y no ha participado en ninguna actividad que contradiga las resoluciones pertinentes del CSNU”, resaltó.
Estados Unidos, el principal aliado de Israel, en coordinación con el Reino Unido y otros socios, ha estado atacando múltiples objetivos en Yemen, desde mediados de enero, en el marco de una llamada alianza marítima en el mar Rojo, destinada a preservar la seguridad del régimen sionista.
Esto, en reacción ante las operaciones con misiles y drones de Yemen contra buques israelíes y los que se dirigen a los puertos de los territorios ocupados, con el objetivo de presionar a ese régimen para que detenga su guerra genocida contra Gaza, que ha dejado más de 45 500 palestinos muertos, desde el 7 de octubre.
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