En 2011, en Siria desataron marchas pacíficas que pronto comenzaron a volverse violentas hasta que condujeron al país levantino hasta sumergirse en una guerra de larga data y un conflicto interno letal.
Durante el conflicto, alborotadores destruyeron la propiedad pública y cometieron actos vandálicos. De esta manera, todo marchó viento en popa para la llegada de terroristas, el grupo ultraviolento de Daesh a la cabeza.
¿El mismo guion trazado para Irán?
Los acontecimientos que se desarrollan recientemente en Irán se asemejan a lo ocurrido en Siria.
Durante el último mes, agitadores, instigados por los países extranjeros, se aprovecharon de las protestas por la trágica muerte de la joven iraní Mahsa Amini para atentar contra el orden público, organizar actos de violencia y vandalismo, provocar disturbios y destruir las propiedades públicas.
Estos disturbios allanaron el camino para actos terroristas en Irán de manera que el grupo takfirí Daesh lanzó un atentado mortal en un santuario en la ciudad turística de Shiraz.
El pasado miércoles, un hombre armado abrió fuego a ciegas contra los fieles que estaban en el mausoleo de Shah Cheraq, en Shiraz (suroeste), dejando 15 muertos y decenas de heridos. Daesh se atribuyó la responsabilidad del ataque mortal.
Según los analistas, los recientes disturbios en Irán son planes preparados por Occidente, liderado por EE.UU., para desestabilizar el país persa como lo que hicieron en Siria u otros países en los que provocaron revoluciones de colores.
Pero, al contrario de lo que imaginaron los enemigos, el pueblo iraní no permite que se repita en Irán la historia de Siria. Los iraníes muestran que su unidad supera las divergencias y hasta complots enemigos.
Desde el inicio de los disturbios, millones de los iraníes han salido a las calles en varias ocasiones para expresar su rechazo al alboroto y su apoyo a los ideales de su Revolución.
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