Las marchas se han realizado después del rezo colectivo del viernes en apoyo a la República Islámica de Irán y en rechazo a los disturbios que experimenta el país, incluida la capital, Teherán, y que además de pérdidas materiales, han dejado varias personas muertas, entre ellas fuerzas policiales.
Los ciudadanos se han congregado en distintas ciudades para condenar los actos de violencia acaecidos tras la muerte de la joven iraní Mahsa Amini.
En esta marcha multitudinaria, los manifestantes han coreado consignas como “Nuestra nación está despierta y odia al sedicioso” para expresar su lealtad con los ideales de la Revolución Islámica y condenar las medidas hostiles de EE.UU., el Reino Unido, el régimen israelí y la prensa al servicio de las potencias hegemónicas.
De igual manera, con gritos de “Muerte a Estados Unidos”, “Muerte a Israel”, y “Muerte al Reino Unido”, los iraníes han censurado la injerencia de Occidente en la República Islámica para incitar a los disturbios en el país por la muerte de Amini.
Las protestas se tornaron violentas después de que varios alborotadores, apoyados desde el exterior, incendiaron comisarías, bancos, vehículos, vandalizaron comercios y dañaron propiedad pública y privada en Teherán y otras ciudades.
El jueves, también varias ciudades del país fueron escenario de masivas congregaciones en repudio a los disturbios tramados por contrarrevolucionarios.

Ha habido informes sobre ataques violentos a las fuerzas de seguridad, incluidos incidentes en los que se atropellaron a los agentes. La virulenta actuación de los alborotadores ha dejado varios muertos entre miembros de la Policía y de la Fuerza de la Resistencia Popular (Basich). Incluso, se han reportado varias bajas entre los manifestantes, por las que la Policía responsabiliza a grupos armados contrarevolucionarios.
Los altos responsables del país persa, empezando por el presidente, han ordenado una investigación “minuciosa y urgente” de lo ocurrido.
El presidente iraní, Seyed Ebrahim Raisi, reiteró el jueves desde Nueva York (EE.UU.) su promesa de investigar minuciosamente las causas de la muerte de Amini, pero al mismo tiempo tachó de inaceptables actos de vandalismo. “Hay libertad de expresión en Irán [...], pero los actos de caos son inaceptables”, dijo.
El Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán acusó, a su vez, al sistema de hegemonía y el sionismo de la violencia en el país.
Mahsa, de 22 años, murió el viernes tras permanecer durante varios días en estado de coma. La joven fue llevada a una comisaría en Teherán por la Patrulla de Seguridad Social y Moral de la Policía. Mientras los medios occidentales intentan tergiversar la realidad para incitar al odio en Irán, los vídeos de cámaras de vigilancia indican que la joven cae por el suelo sin que haya ocurrido cualquier contacto físico con los agentes.
Las autoridades persas han urgido a los países occidentales a evitar el oportunismo e instrumentalizar el tema de los derechos humanos.
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