No muy lejos de Belén, donde según la tradición cristiana, por estas fechas María dio a luz a Jesús, miles de madres gazatíes sufren cada minuto de ansiedad y angustia por sí mismas y por los niños que han traído al mundo. Eman al-Masry, una madre palestina que dio luz a cuatrillizo, recuerda el horror que vivía cada minuto durante su embarazo porque no tenía donde refugiarse de las bombas israelíes.
Eman fue una de las 50 000 gestantes gazatíes. Y fue una de las afortunadas, por que logró llegar al hospital, en una zona de guerra como Gaza, donde muchas madres dan paren en la calle o en lo que queda de sus casas. Aun así necesita de asistencia para cuidar a sus bebés. Como ella, dice la ONU, hay unas 70 000 madres lactantes que necesitan intervenciones nutricionales preventivas o curativas inmediatas.
De acuerdo con las Naciones Unidas, las mujeres, los niños y los recién nacidos de Gaza son los que sufren, de una manera desproporcionada, las consecuencias de la guerra israelí.
Como madre, Eman quiere ver a sus hijos crecer. Y sobre un suelo frío que tiembla con cada explosión, reza para que ella y sus hijos puedan sobrevivir a la guerra.
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