Según ha anunciado este domingo el diario israelí Yedioth Ahronoth, Netanyahu en una llamada telefónica le pidió a Merkel respiradores artificiales, pero ella respondió que Alemania también los carece.
La oficina del primer ministro del régimen israelí todavía no ha comentado sobre las conversaciones entre Merkel y Netanyahu.
El rotativo se ha referido a un alto funcionario de Israel, bajo condición de anonimato, que habló “con un gesto que reflejaba una situación de emergencia”, y que en todo el mundo ha crecido las solicitudes para los equipos y dispositivos relacionados con la crisis sanitaria del COVID-19.
Anteriormente, se informó que el servicio de inteligencia del régimen de Israel (el Mossad) ha importado casi 100 000 mascarillas de los países ribereños del Golfo Pérsico sin mencionar sus nombres.
Conforme a las cifras proporcionadas en el portal de estadísticas mundiales Worldometer, hasta el momento, más de 3865 personas han contraído la enfermedad y 14 han fallecido en los territorios palestinos ocupados por Israel.
El ministerio de salud de Israel advirtió en un estudio presentado a Netanyahu de que eventualmente un 0,4 por ciento de los israelíes (o más de 40 mil personas) perderán la vida si el régimen no hace nada efectivo para frenar la propagación del virus.
La publicación aseveró que la situación actual dará como resultado un pico de más de 10 000 pacientes contagiados gravemente por el COVID-19, que necesitarán respiradores en un día determinado.
Sin embargo, dado que el régimen de Tel Aviv no posee suficientes respiradores, muchos de estos pacientes perderán la vida y el brote eventualmente matará entre 20 000 y 25 000 víctimas.
En los últimos días, Netanyahu, imputado por soborno, fraude y abuso de confianza, y sus sustitutos han cerrado el sistema judicial de Israel antes de su juicio por cargos de corrupción y han suspendido las sesiones del parlamento israelí hasta la próxima semana.
Ante tal panorama, los israelíes de diferentes sectores han acusado a Netanyahu de utilizar la pandemia para apretar las tuercas a la democracia e incluso de querer establecer una “dictadura del coronavirus” para solidificar su poder y librarse del juicio por corrupción que le espera a la vuelta de la esquina.
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