“A fines de mayo, alrededor de 100 militares turcos comenzarán a entrenar en un centro militar ruso para operar sistemas de defensa con misiles S-400”, afirmó el martes una fuente militar rusa citada por medios locales.
La fuente, que habló bajo condición de anonimato, indicó que el personal militar turco a cargo de operar los S-400 recibirá entrenamiento junto con el personal de China.
Turquía, agregó, recibirá para fines de año en curso los sofisticados misiles antiaéreos por el exportador de equipos militares rusos, Rosoboronexport, según lo planeado.
De acuerdo con la misma fuente, el entrenamiento simultáneo de misiles antiaéreos de China y Turquía supondrá un caso sin precedentes en la historia de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la “Rusia moderna”.
Ankara se ha esforzado por mejorar su defensa aérea, particularmente después de que Washington decidió en 2015 retirar su sistema de misiles tierra-aire Patriot de la frontera turca con Siria, un movimiento que debilitó la defensa aérea de Turquía.
Turquía, miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), firmó en 2017 un contrato con Rusia por un valor de 2500 millones de dólares para comprar sistemas antimisiles S-400, uno de los orgullos de la industria armamentista rusa que garantiza el derribo de objetivos aéreos -desde cazas a misiles de crucero- a una distancia de hasta 250 kilómetros.
La decisión turca ha generado una ruptura y tensiones con Estados Unidos, que acusa a Ankara de poner en peligro la asociación del avión de combate de quinta generación F-35 entre EE.UU., Turquía y otros países.
A fines de mayo, alrededor de 100 militares turcos comenzarán a entrenar en un centro militar ruso para operar sistemas de defensa con misiles S-400”, dijo una fuente militar rusa.
A Washington le inquieta que Turquía use esos cazas F-35 cerca del citado armamento ya que podría dar lugar a una transferencia de información, lo que pondría en peligro los secretos de la OTAN. Los funcionarios estadounidenses también se oponen a que Turquía utilice los S-400 porque temen que Rusia pueda usarlo para robar tecnología estadounidense.
Las autoridades norteamericanas han planteado la posibilidad de expulsar a Turquía del programa de F-35, mientras hay varios senadores que insisten en bloquear la entrega de estas aeronaves al Ejército turco y sancionar a Ankara.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha rechazado las amenazas emanadas desde Washington reafirmando su intención de seguir adelante con el proyecto. Por su parte, el canciller del país eurasiático, Mevlut Cavusoglu, ha defendido una y otra vez el derecho de Turquía “como país independiente y como país soberano” a definir sus vínculos con otros gobiernos, más allá de los intereses de la OTAN.
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