• Erdogan, ‘sultán’ de las elecciones, busca su victoria más grande.
Publicada: miércoles, 12 de abril de 2017 8:51

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, habría sido el campeón del mundo en ganar elecciones si existiera un concurso global en esta categoría.

Desde 2001, cuando cofundó el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco), Erdogan ha participado en 11 elecciones —5 legislativas, 2 referendos, 3 locales y 1 presidenciales— y ha salido victorioso en todas.

Muchos turcos responsabilizan los enormes avances económicos, políticos y sociales al AKP y a Erdogan, que gobierna con mayoría absoluta desde las elecciones de 2002, sin embargo Erdogan perdió el norte en agosto de 2014.

En ese año, Erdogan optó a la Presidencia después de 11 años como primer ministro del país, lo que le forzó a dejar el liderazgo del AKP. Pero esto fue una renuncia teórica ya que manejó y manipuló desde las bambalinas cuanto quiso al partido gobernante.

Erdogan que llegó al poder por sus promesas sobre proceso de reforma y modernización, ya tiene otra obsesión: la restauración del sultanato. Y la guerra en la vecina Siria, que había estallado tres años antes, dio ínfulas a su creciente autoritarismo.

 

De todos modos, su colección de triunfos será completa el próximo domingo si gana el referéndum sobre la ampliación de sus poderes, el cual se considera el mayor desafío de la urna electoral desde que su partido llegó al poder en 2002.

Mientras sus partidarios consideran el nuevo sistema como un cambio histórico que creará un gobierno eficiente, sus opositores lo ven como un paso peligroso para conceder amplios poderes a un solo hombre que está al frente de un país miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y candidato para la membrecía de la Unión Europea (UE).

Erdogan promete una “Turquía diferente” si gana su plebiscito. Con una oposición castrada, la disidencia reprimida, los medios de comunicación críticos amordazados, Erdogan lo tiene todo a su favor para ganar el referéndum y convertirse en sultán que además de tener poderes ejecutivos como jefe de Estado, le permite también gobernar por decreto, disolver el Parlamento y elegir a un tercio del máximo órgano judicial.

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