El Diablo, como se conoce al arrestado, es miembro de la organización terrorista Mara 18 y fue capturado el jueves cuando se trasladaba hacia Costa Rica por su papel en la ola de violencia contra el Gobierno de Ortega, anunció ayer viernes el jefe de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) nicaragüense, el comisionado mayor Luis Alberto Pérez Ribas.
El detenido, destacó el responsable policial, planeaba apoyar a sectores opositores de la nación en los cierres de calles que se realizan desde hace dos meses, a cambio de un pago semanal de 300 dólares.
“El robo y quema de vehículos es de interés para generar una presión social en contra de nuestro Gobierno. Para ejecutar estas acciones, estos terroristas se movilizan a León, Chinandega, Managua, Carazo y Matagalpa”, añadió el agente.
Pérez Ribas indicó asimismo que El Diablo había sido contratado para organizar y dirigir los bloqueos de carreteras organizados en el país, donde se han cometido robos, secuestros, violaciones, torturas y asesinatos con la intención de facilitar las condiciones para el tráfico de estupefacientes desde Colombia hacia Estados Unidos.
El robo y quema de vehículos es de interés para generar una presión social en contra de nuestro Gobierno. Para ejecutar estas acciones, estos terroristas se movilizan a León, Chinandega, Managua, Carazo y Matagalpa”, ha dicho el jefe de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) nicaragüense, el comisionado mayor Luis Alberto Pérez Ribas.
Oscar Antonio Rivas se adhirió al grupo criminal Mara 18 cuando era adolescente junto a dos hermanos, los cuales murieron después en acciones criminales.
Varias zonas de Nicaragua son escenario de actos violentos de grupos radicales de la oposición desde el pasado 18 de abril. Esta ola de violencia surgió con el pretexto de medidas adoptadas por el presidente Ortega sobre el sistema de pensiones —medidas que después se derogaron, a la vez que el mandatario llamaba al diálogo—.
La Comisión de la Verdad y la Justicia del país informó el 25 de junio de la muerte de 194 ciudadanos en actos violentos de esos grupos radicales, pese a los esfuerzos del Gobierno y la mayoría del pueblo nicaragüense por devolver la paz a la nación.
El presidente Ortega ha denunciado que detrás de las protestas violentas existe una “conspiración” impulsada por grupos apoyados por Estados Unidos y el narcotráfico.
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