El canciller de México, Marcelo Ebrard, ha informado este lunes que Morales hizo la solicitud formal, luego de la invitación realizada por ese país, y se le otorgó la medida “por razones humanitarias y en virtud de la situación de urgencia que se vive en Bolivia” que pone en peligro su vida.
“Recibí una llamada telefónica del presidente Evo Morales en la que solicitó formal y verbalmente asilo político en nuestro país”, ha revelado el canciller mexicano.
Ebrard ha reiterado el llamado para que Morales tenga todas las garantías necesarias y así cumplir con esta petición, mediante el procedimiento dispuesto por varios acuerdos diplomáticos suscritos en el marco del derecho internacional.
“Procederemos de inmediato a informar al Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia, para que bajo el derecho internacional proceda a otorgar el correspondiente salvoconducto y las seguridades, así como garantías de que la vida, integridad personal, y libertad del señor Morales no serán puestas en peligro y que podrá ponerse en seguridad”, ha manifestado el canciller.
Recibí una llamada telefónica del presidente (boliviano) Evo Morales en la que solicitó formal y verbalmente asilo político en nuestro país”, ha revelado el canciller mexicano, Marcelo Ebrard.
El Gobierno del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, había ofrecido el domingo el asilo a Morales luego de que este renunciara a la Presidencia de Bolivia. México asegura que lo que hubo en el país andino fue un “golpe de Estado” y que reconoce a Morales como único presidente legítimo.
Varios países latinoamericanos condenaron el quiebre institucional que provocó la renuncia del mandatario boliviano.
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Los Gobiernos de México, Cuba, Nicaragua, Uruguay, Venezuela, Rusia y China, así como instituciones internacionales como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), han rechazado el golpe de Estado contra el Gobierno legítimo de Evo Morales.
Morales anunció el domingo su dimisión tras la ola de violencia perpetrada por grupos opositores que desconocen su reelección en los comicios del 20 de octubre.
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El mandatario boliviano denunció desde un principio el proceso de un “golpe de Estado en marcha” contra su gobierno, y en un intento para pacificar el país, llamó al diálogo y convocó nuevas elecciones, pero la oposición siguió adelante con su agenda violenta, lo que finalmente obligó a Morales a renunciar para “preservar la paz en el país”.
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