El Partido Revolucionario Institucional (PRI), va cuesta arriba rumbo a las elecciones presidenciales del 2018. Hay posibilidades de que vuelva a perder la presidencia. Las investigaciones de corrupción a exgobernadores priistas, como los de Veracruz, Quintana Roo, Tamaulipas y Chihuahua, son el lastre más pesado para el otrora partido hegemónico.
Hace unos días, en su pasada Asamblea Nacional, el presidente Enrique Peña Nieto, hizo el intento de ganar terreno para su partido.
El PRI quiere ganar tiempo rumbo a las elecciones del 2018. Las investigaciones de la Procuraduría General de la República (PGR) contra varios gobernadores aun no arrojan sentencias, pero sirven como salvavidas para mantenerlo sobre la línea de flotación política.
Pero hay políticos de vieja escuela, que saben que su partido necesita reorientar objetivos sociales. Cambios estructurales.
En México han quedado lejos los tiempos de un partido con mayorías absolutas en el Congreso con un presidente del mismo partido. Otros partidos han crecido particularmente Morena, que podría dar un salto cuantitativo y modificar aun más el panorama político nacional.
Arturo Calvillo, Ciudad de México.
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