En Gaza, el inicio del sagrado mes de Ramadán está marcado por la devastación y el dolor. Entre los escombros de sus antiguos hogares, las familias intentan mantener vivas sus tradiciones a pesar de la falta de recursos y las dificultades.
La guerra ha dejado huellas profundas, pero la resiliencia de los gazatíes brilla en medio de la adversidad. A pesar del sufrimiento, el espíritu de fe y esperanza sigue presente en cada oración y cada comida compartida.










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