El presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció el lunes que reconoce la independencia y la soberanía de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, ambas ubicadas en la región del Donbás (este de Ucrania) y ordenó el despliegue de las fuerzas rusas en la zona en respuesta a las peticiones de los dirigentes de estas Repúblicas.
En una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), algunos países europeos discutieron sanciones contra Rusia por enviar tropas a Donetsk y Lugansk. “Con nuestros socios europeos estamos preparando sanciones específicas contra aquellos que tomaron parte en esta decisión ilegal”, afirmó el lunes el embajador francés ante la ONU, Nicolas de Rivière.
Por su parte, la embajadora de EE.UU. ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, describió como una “tontería” la afirmación del presidente ruso de enviar a la región “fuerzas de paz” y acusó sin fundamento a Moscú de intentar “crear un pretexto para una mayor invasión de Ucrania”.
El Occidente ha ofrecido diferentes fechas para un posible ataque de Rusia a su vecino en el este, mientras Moscú ha rechazado reiteradamente todos alegatos al respecto. Rusia dice que lo ocurrido en el Donbás se debe principalmente a que Kiev cerró las puertas de diálogo frente a los independentistas en la región prorrusa.
El embajador ucraniano ante las Naciones Unidas, Sergiy Kyslytsya, pidió a su vez a Moscú que revoque el reconocimiento de Donetsk y Lugansk y el retiro de completo de las tropas rusas de esas regiones.
Las tensiones entre Ucrania y los países occidentales con Rusia han existido desde 2014 y recientemente se explotó, luego de que el Occidente acusara a Moscú de planes para invadir Ucrania. Acusaciones que el Kremlin considera como una guerra mediática.
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