La Policía chipriota confiscó el sábado una “camioneta espía” equipada con un sofisticado equipo de vigilancia, capaz de piratear las comunicaciones, e interrogó a su dueño israelí, ha informado este domingo el diario israelí The Times of Israel.
Los equipamientos presentes en la camioneta están valorados en casi nueve millones de dólares y pueden monitorear e interceptar, en un radio de 500 metros, los teléfonos fijos y móviles.
Las autoridades chipriotas registraron la oficina de la empresa israelí cuyo presidente es dueño del vehículo detenido y han iniciado las oportunas investigaciones.
El jefe de policía Kypros Michaelides indicó el sábado que estaban interrogando también a los accionistas chipriotas de la empresa, además de indagar cómo pudo una camioneta cargada con equipamiento tan avanzado entrar en el país.
La Policía chipriota dio curso a las investigaciones después que la prensa local reprodujera un informe de la revista Forbes sobre el israelí, al que identificó como un exagente de inteligencia, que exhibía la camioneta y sus equipos de espionaje.
Israel espía a todo el mundo, incluso a su máximo aliado, EEUU
A la hora de llevar a cabo actividades de espionaje, el régimen de Israel no conoce líneas rojas, pues incluso espía a sus aliados, como es el caso de EE.UU. El pasado mes de septiembre, el diario estadounidense Politico acusó a Israel de colocar “misteriosos” dispositivos de espionaje en teléfonos móviles, llamados StingRays, que se encontraron cerca de la Casa Blanca y otros lugares sensibles alrededor de Washington.
El Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés) y otros organismos que trabajan en este caso, barajan la idea de que fueron agentes israelíes los que colocaron dichos artilugios.
El régimen israelí espía a la Casa Blanca y al presidente de EE.UU., Donald Trump, pese a que el magnate republicano, desde su llegada al poder en 2017, ha hecho lo imposible por demostrar su lealtad a Israel: reconoció la ciudad palestina de Al-Quds (Jerusalén) como la capital israelí y la soberanía israelí sobre el lado ocupado de los altos sirios del Golán, además de reactivar las sanciones contra Irán, tal y como deseaba el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
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