Una Asamblea Legislativa militarizada sorprendió al país. Esa escena nunca vista en la joven democracia salvadoreña esperaba la llegada del presidente Nayib Bukele a una sesión extraordinaria del Congreso, convocada por el concejo de ministros para pedir la aprobación de un préstamo destinado a financiar el plan de seguridad gubernamental.
La plenaria no pudo llevarse a cabo por la ausencia de la mayoría de diputados, al declarar que la convocatoria no era procedente ya que los motivos expuestos por el consejo de ministros no eran convincentes. Bukele reprochó esa actitud frente a cientos de seguidores que se concentraron en las afueras del Congreso.
Acto seguido, el gobernante agregó que “el pueblo tiene como recurso la insurrección”. Diversas organizaciones sociales no tardaron en condenar este llamado.
El pulso entre el Gobierno y el Congreso puede tensionarse aún más. Bukele ha dado el ultimátum de una semana para la aprobación del préstamo de 109 millones de dólares.
La comunidad internacional también ha reaccionado en este caso. Tanto la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como la Organización de Estados Americanos (OEA) han llamado al diálogo entre los poderes del Estado para resolver esta crisis.
Vladimir Chamorro, San Salvador.
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