Las crecientes tensiones con China, que amenazan con derivar en una guerra comercial a gran escala, aumentan el grado de incertidumbre que se cierne sobre la economía global.
La política arancelaria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mantiene la economía mundial en grado de ebullición. El inquilino de la Casa Blanca ha amenazado con imponer aranceles adicionales del 50 por ciento a China, si el Gigante Asiático insiste en imponer tarifas del 34 por ciento a los productos estadounidenses, como respuesta a los gravámenes anunciados anteriormente por Washington. Desde Pekín subrayan que el abuso de aranceles por parte de Estados Unidos vulnera gravemente los derechos de otros países, y prometen luchar hasta el final en una eventual guerra comercial.
De concretarse la nueva amenaza de Trump, los aranceles de Estados Unidos a China alcanzarían el 104 por ciento. Mientras la confrontación entre Washington y Pekín amenaza con desatar un caos aún mayor en los mercados globales, desde la Unión Europea (UE) insisten en evitar una guerra comercial el país norteamericano. Esto, a pesar del rechazo de la administración estadounidense a la oferta de cero por cero para todos los bienes industriales propuesta por Bruselas.
Mientras tanto, la agresiva política arancelaria de Trump domina las portadas de los diarios británicos. Con la disputa comercial entre las dos principales potencias económicas en plena efervescencia, Reino Unido impulsa la opción del diálogo para reducir tensiones.
Los aranceles draconianos de Trump han provocado fuertes pérdidas en los mercados financieros. Mientras el comercio global y las economías de todo el mundo cuelgan de la cuerda floja, la insistencia en esta política hace aumentar los temores de una recesión global.
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