En Estados Unidos existen actualmente alrededor 5 millones de empleados en el gobierno federal. Otrora, uno de los sectores más sostenibles para el desarrollo laboral, actualmente, los funcionarios de la burocracia estadounidense se encuentran en las mismas o peores condiciones que los trabajadores corporativos.
Bajo el estandarte de la austeridad y los recortes presupuestartios, Elon Musk, la oficina DOGE, la Administración Trump y oligarquías asociadas desmantelan la institucionalidad. Universidades y centros de investigación son las últimas víctimas de esta “purga”.
Desde que Donald Trump asumió la presidencia miles de trabajadores federales han quedado en el limbo de la incertidumbre; muchos de ellos con carreras de hasta 30 años que tan solo hasta la semana pasada habían recibido noticias de goce de haberes por los próximos seis meses, pero con cese de actividades laborales.
Así, las contradicciones del así llamado “Trump economics”. Analistas aseguran que la paralización del sector burocrático le cuesta más al gobierno. Mientras, sectores esenciales como educación y programas de salud, así como infraestructura y transporte siguen incrementando costos en relación a indicadores macroeconómicos.
Esta semana diversas cortes, en donde persiste el litigio de los trabajadores versus el gobierno federal, notaron que algunos despidos masivos son inconstitucionales a la vez que violan principios laborales del gremio federal. Pero a pesar de los intentos de diversos sindicatos y organismos, persisten los atropellos al contrato social.
Marcelo Ali Sánchez, Washington
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