En un comunicado publicado este viernes, el Departamento de Estado de EE.UU. ha designado al prominente movimiento iraquí Asaib Ahl al-Haq como una organización terrorista.
Además, ha puesto a dos líderes de esta milicia Qais al-Qazali y Laith al-Jazali en su llamada lista de “Terroristas Globales Especialmente Designados” (SDGT, por sus siglas en inglés), por tener vinculación con la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), el teniente general Qasem Soleimani.
Justificando su decisión, el Departamento de Estado norteamericano ha alegado que los integrantes del movimiento Asaib Ahl al-Haq han realizado “ataques terroristas” en el territorio iraquí.
“Estas designaciones buscan alejar al grupo y sus líderes de los recursos necesarios para planificar y llevar a cabo ataques terroristas”, tal y como alega el comunicado.
La nueva decisión se produce casi un día después de que EE.UU. llevara a cabo un ataque aéreo cerca de la terminal de carga del aeropuerto internacional Muhamad Alaa en Bagdad, donde el comandante de la Fuerza Quds, el teniente general iraní Qasem Soleimani, y el subcomandante de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), Abu Mahdi al-Mohandes cayeron mártires por esta ofensiva.
Como consecuencia, tanto los líderes del grupo Asaib Ahl al-Haq como otros movimientos iraquíes consideran este ataque como una “violación a la soberanía de Irak” y han llamado a sus combatientes a “estar preparados” para una próxima batalla ante EE.UU.
Las autoridades persas, ya han alertado a los “criminales” de EE.UU. que les espera una “dura venganza” por parte de Irán tras el asesinato de Soleimani, quien refleja “la cara internacional de la Resistencia”.
Al-Hashad Al-Shabi que se formó en 2014 conforme una fatwa (edicto religioso) emitida por el máximo clérigo chií de Irak, el ayatolá Seyed Ali Sistani, ha desempeñado un rol determinante en la lucha contra el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe), creado por los países occidentales, en particular EE.UU.
Como venganza a sus continuas victorias contra los elementos extremistas, el Gobierno estadounidense ha sancionado a varios líderes de las fuerzas populares de Irak y ha atacado en varias ocasiones sus posiciones en el país árabe.
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