El plan es flexibilizar las reglas para realizar tales ventas en el extranjero bajo una nueva política que había sido demorada sobre los aviones militares no tripulados, que será aprobada a partir de este mes de marzo y que supone la primera fase de una revisión más amplia de las regulaciones de exportación de armas.
Los fabricantes estadounidenses de drones, que enfrentan una creciente competencia en el extranjero, especialmente por sus rivales chinos e israelíes, que a menudo venden bajo restricciones más ligeras, han presionado mucho para que se produzcan estos cambios en las normativas existentes.
Las medidas, a su vez, son parte de la iniciativa de Trump para impulsar las ventas de productos estadounidenses para crear empleos y reducir el déficit comercial de EE.UU., de acuerdo con la información proporcionada este martes por la agencia británica de noticias Reuters.
Sin embargo, los defensores de los derechos humanos y activistas por el control de armas advierten de que la medida puede alimentar la violencia y la inestabilidad en regiones como Oriente Medio y el Sudeste Asiático.
El secretario estadounidense de Defensa, James Mattis, escribió al consejero de seguridad nacional de Trump, H.R. McMaster, para presionarle a fin de que acelere el cambio de política y evite perder ventas en ciertos países, conforme ha revelado una fuente de la industria y dos funcionarios de EE.UU., todos bajo condición de anonimato.
El anuncio de esta nueva política se ha retrasado durante meses en medio de deliberaciones sobre qué tan lejos llegar para liberar las exportaciones de drones.
Una de las principales medidas de tal política será reducir las barreras a la venta de drones más pequeños que transportan menos misiles y recorren distancias más cortas que los modelos más grandes, como es el caso del modelo Predator, y también aliviar las regulaciones de exportación para drones de vigilancia de todos los tamaños.
Supone un polémico cambio de política porque hasta ahora EE.UU. vendía drones armados solo a los países más confiables y aliados más cercanos. Entre los compradores potenciales se encuentran Arabia Saudí y otros socios del Golfo Pérsico, así como también Japón y Corea del Sur, revelan las fuentes.
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