Trece millones de ecuatorianos están llamados a las urnas el próximo 9 de febrero de 2025 para elegir al presidente del periodo 2025-2029 con una total de 16 candidatos donde los que lideran las preferencias y pasen a segunda vuelta son: Daniel Noboa que representa a la derecha ecuatoriana y Luisa González de Revolución Ciudadana.
En general los análisis de opiniones de analistas políticos, centros de estudios y encuestadores suelen argumentar que los principales problemas del país se ubican en el área de la seguridad donde la tasa de homicidios ha superado en los dos últimos años 45 por cada 100.000 habitantes, considerada la más alta de Latinoamérica. Sumemos las dificultades económicas cuyas proyecciones de crecimiento según el Fondo Monetario internacional no superará el 0,5% uno de los más bajos de la región mostrando las deficiencias estructurales y con desafíos necesarios de afrontar so pena de ahondar la crisis del país sudamericano.
En el plano económico, la afectación a la clase media ha sido catastrófica: todo está caro y cada vez se cobran más impuestos, el IVA subió y los precios de la gasolina se liberaron. Y a lo anterior unamos los problemas en un área clave como es la energética con cortes de electricidad en las principales ciudades de hasta 12 horas diarias afectando fuertemente la vida cotidiana e industrial.
Existe una percepción mayoritaria donde se expresa el agotamiento ciudadano ante los partidos políticos, incapaces de proyectar soluciones fiables para el país, nutrido de elementos subjetivos pero fundamentales como es la desesperanza donde la corrupción ha calado hondo, donde las presidencias de Lenín Moreno, Guillermo Lasso y el actual mandatario Daniel Noboa han acrecentado este flagelo. La falta de oportunidades laborales, sobre todo en la población joven alienta la emigración y con ello la salida de profesionales, y técnicos fundamentales para el desarrollo del país. El desaliento aflora sensaciones y opiniones que sostienen que el país vive un clima político, social y económico al vivido 20 años atrás y que significó el derrocamiento del entonces presidente Lucio Gutiérrez.
Los sectores políticos correistas – la identidad política más importante del país – como anticorreistas, como también aquellos desesperanzados de la política, que no se ubican en ninguno d ellos dos polos mencionados se enfrentan este 9 de febrero teniendo dos figuras principales, el actual mandatario Daniel Noboa y la candidata progresista Luisa González. ¿Por qué se ha llamado a elecciones presidenciales si Daniel Noboa ganó el ballotage de las presidenciales del 2023 con el 51,83 por ciento de los votos frente al 48,17 por ciento de la progresista Luisa González de Revolución Ciudadana? Esto, porque el anterior presidente, el derechista Guillermo Lasso, acorralado en un juicio político en la Asamblea Nacional, decidió disolver el parlamento en mayo del 2023, invocando la llamada “muerte cruzada”.
Una figura constitucional que le permitió disolver la Asamblea Nacional y pedir la convocatoria a elecciones extraordinarias, saliendo anticipadamente del gobierno. Se generó así nuevas elecciones donde triunfó el también derechista Daniel Noboa, pero sólo por 18 meses que era lo que restaba para el mandato de Lasso cuyo gobierno de 913 días fue considerado un gobierno inepto, corrupto e incapaz. Las elecciones convocadas para febrero del 2025 se presentan, según señalan las encuestas, difíciles para la candidata progresista, a pesar de numerosos incumplimientos de Noboa, en materias relacionadas con lo prometido: seguridad, lucha contra la corrupción, materias migratorias entre otras., que se acrecientan aún más con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y su potente agenda de combate a la migración, sobre todo de ciudadanos de países latinoamericanos.
En comunicación con el analista político ecuatoriano Dax Toscano y con referencia al posible resultado de la elección presidencial y la influencia de Washington en ella , tomando en cuenta que Noboa fue uno de los pocos presidentes latinoamericanos que estuvo en la toma de posesión de Trump junto a Milei de Argentina y Santiago Peña de Paraguay este analista señala que “La intervención de Estados Unidos en el país viene de la época de Lenin Moreno, que fue uno de los agentes principales del imperialismo para penetrar en Ecuador bajo el pretexto de combatir el narcotráfico. La embajada americana tiene mucha influencia en el aparato de gobierno desde esa época, pasando por Guillermo Lasso, hasta este gobierno que está encabezado por un ciudadano que tiene nacionalidad estadounidense como lo es Noboa”.
Un Noboa que ha posibilitado convertir a las islas Galápagos (un santuario de la naturaleza de carácter mundial, patrimonio de la humanidad) en una base militar. Con la firma de una serie de convenios militares con Estados Unidos generados y concretados con las visitas de Laura Richardson (jefa del Comando Sur) al país. Y por supuesto trabajan con sus órganos de inteligencia, para así imposibilitar el triunfo de un proyecto distinto.
Otro punto destacable – en lo negativo de Noboa y que no se ha modificado en su política – es la estrecha relación con el sionismo israelí y por extensión con las ramificaciones de esta en Latinoamérica (Argentina, Paraguay, Guatemala). Noboa se ha negado a dar el beneplácito para nuevo embajador de Palestina en Ecuador. En el caso de la embajada nacionalsionista judía el representante israelí tiene mucha influencia en el país y a nivel internacional la cancillería del gobierno de Noboa está sometida así a estos dos regímenes: Estados Unidos e Israel.
Para Toscano el pretexto esgrimido para esta intervención ha sido, como sucede en muchos países el de la seguridad “en un proceso de deterioro continuo de la situación del país, que le ha convertido en otra Sinaloa, y con ello, entonces, la presencia de militares estadounidenses y agentes de inteligencia de ese país se ha justificado ante la opinión pública. Es tal el nivel de entreguismo de las Fuerzas Armadas ecuatorianas que, en los uniformes militares, los miembros de esta institución circulaban por las calles colocados en sus brazos la bandera de Estados Unidos”.
A lo anterior el analista ecuatoriano consigna un hecho, ya convertido en crónico para nuestro continente como son las mencionadas visitas de la general Laura Richardson “que viaja para dar indicaciones sobre seguridad e imponer sus planes a nuestro país. Cuestiones que influyen sobre el proceso eleccionario pues los medios de desinformación hacen su papel al justificar esa presencia y sus acciones en nombre de la seguridad y el combate a los violentos, creando la idea de que el gobierno hace esto por el país, para así ganar votos también de esa manera. La elección de Trump no cambiara esto. Sobre la presencia de Noboa en Estados Unidos no es más que la confirmación del entreguismo y servilismo de este gobernante hacia el imperialismo”.
Coincido con mi entrevistado respecto a lo complejo de este evento electoral y la incógnita frente a la posibilidad de una vuelta al poder de Revolución Ciudadana, en este caso de la mano de la candidata Luisa González, frente a la posibilidad de reelección del candidato de la derecha. Toscano, que ejerce de académico y comunicador social afirma que “las condiciones del proceso electoral en Ecuador son enormemente enrevesadas pues “nos encontramos con todo el aparato de gobierno, todos los sectores de la derecha, los medios de comunicación nacionales e internacionales, el Consejo Nacional Electoral, la embajada de Estados Unidos, la influencia sionista y, por supuesto, la oligarquía ecuatoriana. Todos ellos trabajando para lograr concretar la reelección de Daniel Noboa que tiene como única fuerza real para derrotarlo a la candidata de la Revolución Ciudadana, Luisa González.
Las encuestas suelen no ser fiables nos recuerda Toscano. Sin embargo, se habla de una diferencia entre ambos candidatos que, hoy en día, sería aún favorable al presidente actual. De ser así, la segunda vuelta, en abril de este 2025, que sería la senda más probable tendría una desventaja para Luisa González, porque todos los sectores nombrados, a los que hay que sumar las fuerzas de la llamada izquierda ecuatoriana, cuyo odio enfermizo hacia Correa, siempre les inclina hacia la derecha, imposibilitaría que se derrote a Noboa. Y en ello influye una serie de elementos: redes sociales en una juventud mayoritariamente analfabeta política, que manipula las tendencias de apoyo, un pueblo sin memoria. La falta de análisis profundo en materia económica donde el elemento energético que ha significado largos apagones no ha significado responsabilizar a Noboa y que ello se traslade a niveles de apoyo a la candidata de Revolución Ciudadana”.
El aumento progresivo de los mencionados niveles de inseguridad, sin que resuelvan, con la intensificación de grupos mafiosos, preocupa a los ecuatorianos y eso es un punto que debería jugar en contra de Noboa con investigaciones que dan cuenta que en Ecuador se está consolidando una tendencia que puede conducir a un narcoestado, con altísimos niveles de corrupción en las esferas del estado, del gobierno y en instituciones policiales y del ejército. Como también la extrema complacencia de Noboa y sus amigos de los grupos económicos nacionales, estrechamente ligados a las transnacionales estadounidenses y europeas. La familia Noboa es ampliamente conocida por los estrechos vínculos con Estados Unidos y socios afines. El grupo económico de los Noboa, es considerado la mayor evasora en materia de impuestos.
En cuanto a la candidata de revolución Ciudadana Luisa González se percibe cierta posibilidad de victoria, aunque el odio desde la derecha, los medios y parte de la sociedad ecuatoriana más influenciable, contra el correísmo juega en contra. El programa de gobierno de la candidata de Revolución Ciudadana parte de la idea de “recuperar la Patria” que es su consigna principal Y parte importante de ese trabajo de la recuperación va por pagar nuevamente deuda social, es decir volver a invertir en temas fundamentales como educación, salud y generar trabajo.
El fortalecimiento de lo público destruido por los anteriores gobiernos. Y fundamentalmente, la recuperación institucional destruida con la consulta del 2018 de Moreno que posibilitó la apropiación del Estado por los sectores puestos al servicio de la derecha. También se ha planteado la utilización de las reservas internacionales, para levantar las obras fundamentales del país.
La mención permanente de Rafael Correa, usado como ficha demonizadora sigue siendo parte de la dinámica de combate al progresismo. Se suma el rol de una parte de la izquierda ecuatoriana considerada “más papista que el Papa. Sumemos a sectores indígenas ligados a la derecha ecuatoriana y la llamada unidad Popular. La elección está compleja, aunque suene de Perogrullo peor no hay batalla perdida sin darla y ene se plano considero que en el plano meramente electoral, de carisma, de atractivo político y consistencia, la candidata Luisa González está mucho más preparada que en el 2023.
Pablo Jofré Leal
Articulo para HispanTV
Permitida su reproducción citando la fuente