Informes señalan que los nominados de Trump para su gobierno y su círculo cercano de asesores, conocidos por su firme apoyo al régimen de Israel, planean reinstaurar la campaña de “máxima presión” característica del expresidente contra Irán. Este enfoque buscaría asfixiar los ingresos petroleros de la República Islámica mediante acciones dirigidas a “puertos y comerciantes extranjeros que manejen petróleo iraní”.
Durante su primer mandato, Trump adoptó esta estrategia al mostrar una visión crítica hacia el acuerdo de seis naciones con Teherán, conocido como el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), con la esperanza de negociar un nuevo pacto que abriera el mercado iraní, lleno de oportunidades, a las empresas estadounidenses.
Sin embargo, es demasiado pronto para prever qué enfoque adoptará Trump en este nuevo mandato, dada su naturaleza impredecible y su estilo errático de toma de decisiones. No obstante, la economía iraní de 2024 no es la misma que en 2018. Ha desarrollado un nivel de flexibilidad y resiliencia que hace que sanciones más estrictas tengan un impacto mucho menor en el crecimiento y desarrollo del país.
Durante su campaña por un segundo mandato, Trump insinuó una postura más conciliadora hacia Irán, afirmando que “le gustaría ver a Irán tener mucho éxito”. Incluso expresó esperanzas de mejorar las relaciones: “No busco ser hostil con Irán; espero que podamos ser amigos”.
El New York Times informó sobre una supuesta reunión entre el embajador de Irán ante la ONU y Elon Musk, el magnate tecnológico cercano a Trump, como un intento de reducir tensiones con la nueva administración. Sin embargo, la Cancillería de Irán negó categóricamente el encuentro y manifestó su sorpresa por la cobertura de los medios estadounidenses.
En 2018, el objetivo declarado de la campaña de máxima presión de Trump era reducir las exportaciones petroleras de Irán a cero, desde unos 2,3 millones de barriles diarios. Aunque no logró alcanzar esa meta, el flujo de petróleo iraní al mercado se redujo a una cuarta parte de los niveles previos a las sanciones.
Imponer nuevas sanciones para limitar las ventas de petróleo tendría aún menos éxito, ya que los compradores que temen represalias estadounidenses ya no adquieren petróleo iraní, mientras que quienes lo hacen no están preocupados por las sanciones ni expuestos al sistema financiero de EE.UU. Según analistas del mercado petrolero, una mayor aplicación de sanciones podría recortar entre 200 000 y 500 000 barriles diarios como máximo.
A pesar de las restricciones, la economía iraní ha continuado avanzando en los últimos cinco años, desarrollando capacidades internas en diversos sectores para enfrentar los desafíos. Además, el país ha diversificado sus socios comerciales, fortaleciendo relaciones económicas con países vecinos.
Esto se refleja en la reciente adhesión de Irán a varias organizaciones internacionales. En julio de 2023, Irán se convirtió en miembro de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), una alianza política y militar liderada por China y Rusia.
En 2024, su membresía en el grupo BRICS+ y su inclusión en un área de libre comercio con la Unión Económica Euroasiática (UEEA) acercaron comercialmente a Irán con otros Estados miembros, otorgándole un peso simbólico significativo.
El país también ha impulsado sus exportaciones no petroleras como estrategia para contrarrestar las sanciones de Estados Unidos.
Según el jefe de la Administración de Aduanas de la República Islámica de Irán, las exportaciones no petroleras alcanzaron los 43,14 mil millones de dólares en los primeros nueve meses desde marzo pasado, un aumento del 18% en comparación con el mismo período del año anterior.
En octubre pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó su pronóstico de crecimiento económico para Irán en 2024, citando señales de que el país está cada vez más inmunizado contra los impactos económicos de las sanciones estadounidenses.
En su informe Perspectivas de la Economía Mundial, el FMI prevé que el Producto Interno Bruto (PIB) de Irán crecerá un 3,7%, frente al 3,3% estimado previamente. Según el último informe de la agencia financiera de la ONU, la economía del país seguirá creciendo en 2025, aunque a un ritmo más bajo del 3,1%.
Para neutralizar los efectos de las sanciones, la economía iraní debe mantenerse en el camino del crecimiento, independientemente de los desarrollos políticos globales y de la dirección que tome Trump. Para lograr un crecimiento económico sostenible y un desarrollo nacional, también es necesario implementar reformas serias que eliminen los desequilibrios en sectores clave, como el energético, que han surgido recientemente.
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