En un informe publicado el miércoles, la estatal Agencia Boliviana de Información (ABI), citando al diario local La Razón, anunció que Áñez habría tenido todo preparado en marzo para fugarse desde la ciudad de Trinidad hacia el vecino oriental.
Las maletas listas, la estancia de la exmandataria fuera de su casa y la contratación de una avioneta son elementos que refuerzan la idea del escape: “Eran actos preparatorios típicos de una fuga y condiciones típicas de una evasión”, enfatiza el informe.
Sin embargo, la expresidenta, que había sido avisada de la orden de su captura, no logró implementar a tiempo su plan y fue arrestada un día antes durante un operativo policial por su papel en el golpe de Estado de 2019. Los agentes la encontraron oculta debajo de la entrecama de un somier la noche del 12 de marzo en Trinidad.
En este sentido, el ministro de Gobierno boliviano, Eduardo del Castillo, señaló que Áñez, cuando tenía una orden de aprehensión, tenía boletos comprados por vía aérea y terrestre, y se encontraba escondida dentro de una cama. “Por tanto existían los riesgos procesales que determinaban que esta señora podía fugarse del país”, apostilló.
La expresidenta de facto, acusada de cometer genocidio y otros crímenes en el marco del golpe de Estado contra el expresidente Evo Morales, se autolesionó en un brazo en la madrugada del sábado en el penal de Miraflores.
Ante las llamadas a liberarla debido a su estado de salud, el presidente Luis Arce dejó en claro el lunes que el pueblo boliviano ya no está más para soportar ninguna impunidad ni pactos de silencio.
El fiscal general de Bolivia, Juan Lanchipa, presentó el viernes ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) un requerimiento acusatorio contra la política derechista por cargos de genocidio, que, de probarse, enfrentaría una pena de cárcel de 10 a 20 años.
msm/hnb