“No me aferro al poder. No quiero quedar en la historia de Kirguistán como el presidente que derramó sangre y disparó contra sus conciudadanos. Por eso he decidido dimitir”, ha expresado este jueves Jeenbekov.
Al respecto, ha explicado que quería evitar enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes que exigían su renuncia, pues, “la paz en Kirguistán, la integridad del país y la calma en la sociedad están por encima de todo”, ha subrayado.
La antigua república soviética del centro de Asia ha sido escenario de masivas protestas desde que se conocieron los primeros resultados de los comicios parlamentarios del 4 de octubre que atribuyeron los escaños a dos partidos vinculados a las élites gobernantes.
Los opositores acusaron a los partidos del oficialismo de fraude y la compra de votos y convocaron masivas protestas que comenzaron en Bishkek, la capital, y luego se extendieron a otras ciudades.
fmk/lvs/mjs