La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y las oenegés Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional (AI) advierten de que, hasta el momento, el Gobierno de Myanmar (Birmania) no ha ofrecido detalles sobre cómo garantizará la seguridad de los rohingyas que decidan volver a un país con un furioso sentimiento antimusulmán.
Los grupos pro derechos humanos preguntan dónde piensa Myanmar reasentar a la perseguida minoría, ya que cientos de sus pueblos han sido arrasados. Las organizaciones señalan que el memorándum firmado entre los Gobiernos de Myanmar y Bangladés que permite el regreso de los rohingyas a sus hogares no es nada más que un ardid publicitario.
Los propios rohingyas, que viven en condiciones precarias, se oponen también a este acuerdo. Desconfían del Gobierno birmano y aseguran que no volverán hasta que se haga justicia.
Desde finales de agosto, más de 600 mil rohingyas han huido a Bangladés de la brutal represión ejercida por el Ejército birmano. El memorando firmado permitirá su repatriación y poner fin a las persecuciones y abusos, aunque, según las oenegés, el pacto en sí no aclara si se respetarán los estándares humanitarios internacionales mínimos.
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