Ahora, les toca a los reservistas del 69º escuadrón de la fuerza aérea del ejército israelí, quienes han adelantado que no se presentarán a unas maniobras previstas para esta semana en protesta por la polémica reforma judicial que promueve el gabinete del primer ministro, Benjamín Netanyahu, la cual es considerada por los opositores como un “golpe judicial”.
De los 40 pilotos reservistas de este escuadrón, conocido como los Hammers, 37 han rubricado una carta dirigida al jefe de la fuerza aérea israelí, Tomer Bar, en la que anuncian que se sumarán al boicot contra Netanyahu y no asistirán a sus entrenamientos.
En la misiva, los pilotos de los Hammers que operan los aviones de combate F-15 desde la base aérea de Hatzerim en el sur de los territorios ocupados por Israel dijeron que el miércoles, 8 de marzo, en lugar de asistir al entrenamiento militar, se dedicarán a actividades que promueven “la democracia y la unidad”.
JP: Protestas de pilotos debilitará a Israel frente a Irán
El diario israelí The Jerusalem (JP) Post ha advertido que la decisión de los reservistas de los Hammers para boicotear los entrenamientos puede afectar negativamente la capacidad operacional de las fuerzas israelíes en frentes importantes como Irán.
Además, unos 50 pilotos reservistas de alto nivel expresaron su profunda preocupación a Bar, durante una reunión el pasado viernes, por seguir sirviendo a Israel, bajo el liderazgo de Netanyahu, que intenta socavar la independencia de la justicia y politizarla con su reforma judicial.
En las últimas semanas, cientos de militares y reservistas de alto rango del ejército israelí —entre ellos 250 oficiales de la división de operaciones especiales de la inteligencia militar, 180 oficiales de la rama control y supervisión de la fuerza aérea y cientos de oficiales de la unidad 8200— se han sumado a las voces que se niegan a servir en el ejército israelí en protesta por la propuesta judicial de Netanyahu.
El plan de la reforma judicial de Netanyahu limitaría la autoridad de los asesores judiciales, y permitiría que una mayoría simple de parlamentarios pueda anular una decisión del tribunal supremo que implique derogar una ley o decisión del gabinete. Esto, según los analistas y autoridades, favorecería al premier en sus juicios por corrupción.
Las autoridades de alto rango israelíes, entre ellos su presidente, Isaac Herzog, han advertido explícitamente sobre la creciente división interna en el régimen y avisan que Israel está a punto de colapsar como consecuencia de las crisis política, social, económica y de seguridad.
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